En defensa de los alimentos....procesados
- Dora Valdez
- 30 oct 2016
- 5 Min. de lectura

Antes de que me mandes a la health food police, recuerda tener mente abierta. Hoy quiero compartir algo que me viene rondando la cabeza desde hace tiempo, y que gracias a que he estado en ambos lados de la moneda, quiero manifestarlo.
Va un antecedente importante, laboré 12 años en una corporación de alimentos procesados con presencia en 200 países. La mayoría del tiempo desempeñé un rol en seguridad de alimentos, dentro del área de calidad. Mi función fue proteger al producto de cualquier cosa que no estuviese declarada en la lista de ingredientes (materia extraña o contaminación cruzada). Me tomaba muy muy en serio mi responsabilidad, de verdad fui vocera de muchos consumidores (un tiempo me tocó coordinar la línea 1-800 y hay que tener tamaños para escuchar a un consumidor y hacer que toda la empresa se entere). Gané muchos enemigos, ya que no era grato verme llegar de sorpresa en uniforme blanco, con lámpara potente con varias baterías cargadas (amé mi MagLite y todas mis herramientas de inspección) en mano, lista para escudriñar todos los rincones de las líneas de producción y todo lo relacionado con ellas, incluyendo registros escritos de todos los controles de calidad. Llegue a ver muchas cosas muy buenas y otras no tanto. Viajé a muchos países, audité muchas plantas de alimentos, hablé con mucha gente....... y créeme que en ninguna ocasión me tocó escuchar planes maquiavélicos para enfermar al consumidor, sino todo lo contrario.
Toda las empresas del grupo, estaban tapizadas de información sobre clientes y consumidores. Había sesiones constantes en mayor o menor escala para repetir que el consumidor era el verdadero jefe. Un área (inteligencia de mercado) en particular se encargaba de desifrar los deseos del consumidor, se diseñaba el producto, piloteaba, fabricaba y distribuía (estoy simplificando demasiado, porque creerme que es una labor titánica).
¿Todo lo anterior para qué lo menciono? Para que si a caso tienes una fantasía de que en las empresas de alimentos procesados (al menos en donde yo trabajé no) hay gente vestida del Ecoloco (si no viste el programa de TV dominical Burbujas, no vas a tener su imagen en la mente para reirte) que toca el producto sin ningún cuidado, o que hay juntas donde se desarrollen ingredientes para que se enferme, o se haga adicto, no es el caso. Lo que si hay es juntas de empleados que buscan maneras de mejorar las utilidades del negocio, a través de darle gusto al consumidor.
¿Y qué quiere el consumidor moderno promedio?, algunas respuestas se me vienen a la mente: rápido, barato, rico. ¿Qué pasa entonces? Nada, que los procesados salieron de la mente del consumidor. ¿Y quién es el consumidor? Tu, yo, todos. ¿Y qué hay en mi mente para que existan esas opciones y necesitarlas?, ¿hambre?, ¿de qué? ¿de irme corriendo a la cuarta vertical? (4V para los cuates, obvio es un chiste local que luego te cuento), ¿hambre de un trabajo, vida, pareja, casa, mejor?.
En lo que se procesan esas respuestas, que pueden ser demasiado profundas y chocantes, vamos a la parte en donde me hago cargo de lo que como y le doy de comer a mi tribu.
Para esto debes saber que en nuestro país existe una la NOM (Norma Oficial Mexicana), en especial la 051 (checa directo http://www.cofepris.gob.mx/MJ/Documents/Normas/051.pdf). En ella se mencionan los puntos a los que está obligada una empresa a poner en sus empaques (hay muchas otras NOM), y te puede servir como herramienta para decidir si compras o no un producto procesado cuando vas al super.
En lo personal, solo uso dos puntos de toda esa norma para decidir o no comprar un alimento procesado (el 1.1 es mas una guía rápida que vimos en la clase de aditivos alimentarios con la Dra. Montserrat González):
1. Lista de ingredientes. Se enlistan de mayor a menor cantidad. Así que si el primer ingrediente es azúcar....déjalo donde estaba y retírate silenciosamente. Si te topas con ingredientes que no puedes leer o pronunciar, seguramente es un aditivo que puede darte una leve inflamación, o por efecto acumulativo una enfermedad (pero hay gente que parece no pasarle nada porque hay aditivos menos agresivos). Como te decía, si te topas con un aditivo, opción A es no lo compres, y la B es wikipedialo y busca la parte de "side effects" o efectos secundarios. Si te convence lo que lees, ya sabes que hacer. Si un ingrediente dice "azúcares" o "grasas vegetales" y no te dice cuales, es insuficiente información para comprarlo.
1.1. Ingredientes vinculados a síntomas/enfermedades y que en algunos otros países están prohibidos o permitidos (si, aquí hay muchos intereses de por medio): 4MEI (caramelo 4), entérate que los ingredientes pueden venir en números y letras, y te la ponen más difícil (¡ash! ¡ya se!). Grasa Trans, obviamente no te va a venir esto en un empaque, pero si puede venir expresado como grasa parcialmente hidrogenada, grasa vegetal hidrogenada). Carragenina, jarabe de maíz de alta fructosa, aspartame, asesulfame K, amarillo 5, allura, rojo 40, color amaranto, glutamato monosódico, nitritos, nitratos, ácido fosfórico, ciclamato de sodio, E124 (color ponceau 4R). Nuevamente la invitación es a que investigues.
2. Tabla nutrimental (aquí puedes ver el manual de la cofepris http://www.cofepris.gob.mx/AS/Documents/COMISIÓN%20DE%20OPERACIÓN%20SANITARIA_Documentos%20para%20publicar%20en%20la%20sección%20de%20MEDICAMENTOS/ALIMENTOS/ManualEtiquetado_VF.pdf) . Esta información te ayuda a ver el contenido nutrimental y aporte calórico en una porción que el fabricante determina a como le beneficie a él no a ti. Puede ser una cucharada, una taza, una pieza, etc. Principalmente se van a desplegar los porcentajes en carbohidratos, proteínas y grasas en base a una dieta de 2,000 calorías (en los niños este dato depende de la edad, y en todos en general, depende de muchas otras cosas como si estás enfermo o no, si haces ejercicio, etc.). Este ejercicio me encanta porque casi grito cuando veo que una bolsita de 100 gr cacahuates es igual a casi 500 calorías. ¡OMG!
En resumen, los alimentos procesados son extraídos de la mente del consumidor. El consumidor somos todos (me recuerda mucho la frase "todos somos uno"), cada quien tiene la tarea de revisar que hay en su mente (si le quieres rascar mas checa de paso el corazón y el alma para encontrar y llenar de maneras sanas esos huecos). En nuestro país existen normas que ayudan al consumidor a tomar decisiones. Normas que son perfectibles y que nos llevan al punto de origen, hacernos responsables de conocer lo que comemos y llevamos de comer a nuestra tribu.
En lo que llegamos al punto de consumir solo local, orgánico y natural, agarremos nuestra responsabilidad.
Juntos por una mayor conciencia alimenticia.
Con cariño,
Yo
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